Ha vivido pidiendo permiso, tratando de ajustarse a las expectativas sociales, haciendo grandes esfuerzos para agradar. Y aun así se ha sentido siempre rechazada.
“¿Qué hago con estos pedazos de plástico? No sabía qué hacer conmigo misma y me regalaban esos plásticos y esperaban que hiciera algo con ellos.” “Pedazos de plástico” llama Florencia a las Barbies. Las detesta.
“Yo miraba cómo otras niñas las movían. Imitaba sus movimientos. Era aburrido, pero lo hacía para quedar bien con otras chicas. Lo hacía para que me quisieran.”
Florencia ha llegado a sus 20 años atravesando una carrera de obstáculos. Sin más apoyos que el cariño de la familia. Mira a algunas instagrammers para ver como sonríen, cómo mueven la cabeza y balancean su cuerpo. Y trata de imitarlas. Para agradar, para ser aceptada, para que la quieran. Con denodados esfuerzos por ser como las chicas de su edad. Todo para no sentirse tan sola.
¿Por qué han tardado tanto en diagnosticar a Florencia? ¿Acaso tener un diagnóstico en la infancia no habría ayudado a comprenderla mejor y brindarle los apoyos necesarios para afrontar tantos desafíos?
Varios investigadores señalan comportamientos para enmascarar o camuflar, tal como cuenta que hacía Florencia, observando cuidadosamente a otras niñas e imitándolas.
Sin embargo, el enorme esfuerzo que supone el intento permanente de mimetismo social –reprimiendo conductas que puedan considerarse socialmente “diferentes”– puede conducir a una mayor incidencia de problemas de salud mental. Muchas mujeres con autismo se presentan inicialmente a los servicios de salud debido a otros síntomas, como trastornos alimentarios, ansiedad, depresión o trastornos del sueño.
El diagnóstico inicia un camino hacia la comprensión y, sobre todo, a brindar apoyos concretos para afrontar los grandes desafíos que les plantea la vida social, académica, laboral o familiar. En muchas ocasiones, el comenzar a comprender significa tomar el control sobre sus vidas, con la oportunidad de abrir nuevos caminos y hacer del mundo un lugar menos hostil y amenazante.
(Fragmento de #Autismos. De madres, terapeutas y desafíos compartidos. Paidós)
